Empresa colombiana que desarrolló la técnica de enchape con lámina de hoja caulinar de bambú guadua, se especializó en la elaboración de artículos artesanales decorativos y funcionales.
Localizada en el municpio de Circasia Quindío. Al implementar esá
técnica hacemos un homenaje a una especie muy representativa de nuestra
región cafetera y que ha marcado el desarrollo de nuestra historia y
cultura, La Guadua Angustifolia Kunth.
TODO TIENE UN COMIENZO
Luego de atreverme a explorar por un camino, nunca antes recorrido, llega el
momento de hacer retrospectiva de lo vivido y compartir mis experiencias.
Describir el punto de partida a veces es confuso y es
necesario hacerlo desde los recuerdos de aquel niño que jugaba entre cafetales,
corría entre potreros y disfrutaba observando los guaduales en la vera del
camino, disfrutaba de las aves, de sus bellos coloridos y maravillosos trinos,
me sorprendía el árbol con su fruto maduro, aprendí a ver lo natural y lo
sencillo, aprendí a valorar todo aquello que alegraba mis sentidos. Nunca he
dejado de sentir ni de dibujar, simplemente ha sido natural en mi vida, tanto
en la escuela y el colegio me destaqué en este sentido, por cosas de la vida
conservo mis calificaciones desde segundo primara y ello confirma que fui un
pilo en estética y pintura, recuerdo muy bien mis dos primeras “obras”, una de
ellas la hice con la ayuda de una revista de pintura y la otra de una imagen de
periódico de cuatro chicos felinos, con ellas participé en un encuentro de
pintura de los colegios de Armenia en el año 1984, me gradué de bachiller en el
año 1985 por circunstancias del destino en el año 1992 terminé estudiando en
Pereira, Artes plásticas, era una Licenciatura, sin pensar en convertirme en
profesor de arte algún día.
Recuerdo que a mi casa materna en Armenia llegó una invitación de participar en el Primer salón de octubre. Para aquel entonces empecé a experimentar con elementos no convencionales, ya que quería hacer algo diferente, inicié con palos, con semillas, con hojas secas, con piedras y recordé aquel “capacho”, aquel de la vera del camino, aquel que nadie quería y abundaba en nuestros guaduales y que seguía rodando sin dueño, sin sentido. Con recelo lo tomé del suelo, lo levante, lo limpié, lo destrocé, y lo sometí a cambios de color, lo convertí en oro, en agua, en carbón, en naranja, en verde hoja utilizando vinilos, lo toque, lo pulí, lo pegué en cartón piedra, e hice realidad mi sueño, una obra “deslumbrante, majestuosa y única” y la presenté a aquel Primer Salón de Octubre; ya me sentía un ganador , dentro de mí había vencido, no era óleo, ni lápiz, no era grabado ni fotografía, no era una instalación ni escultura, era sencillamente mi obra.
Cuando supe que no fue tenida en cuenta para la exposición, no me sentí vencido, regresé a la realidad y continué mis estudios, alguien se interesó en la obra y fue mi primera obra vendida retomé a aquel “capacho” seguí explorando sus posibilidades y realice una segunda obra que también fue vendida y decidí explorar con más detalle este material, pensando en la tesis de grado, durante la investigación supe que el capacho era niña y se llamaba Hoja Caulinar de Guadua. Y en el año 1998 luego de toda la investigación y documentación de los usos de la guadua, propuse la Hoja Caulinar como materia primordial de mi tesis de grado y la finalidad era presentar 17 obras basadas en el tejido de cestería, tuvo un título algo extenso pero divertido; HOJA CAULINAR DE BAMBU GUADUA, Un Presente Hecho Realidad Con Notas De Un Pasado Artístico y Cultural; en diciembre del año 1998 me tocó sustentarla ante el consejo estudiantil, Concejo académico, rector de la universidad, directora de tesis, calificadores, estudiantes, etc. y por todo el proceso de investigación, por la innovación y por el resultado final me fue otorgado el título de Laureado en Abril de 1999, con ello pude obtener el título de Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad Tecnológica de Pereira.
Recuerdo que a mi casa materna en Armenia llegó una invitación de participar en el Primer salón de octubre. Para aquel entonces empecé a experimentar con elementos no convencionales, ya que quería hacer algo diferente, inicié con palos, con semillas, con hojas secas, con piedras y recordé aquel “capacho”, aquel de la vera del camino, aquel que nadie quería y abundaba en nuestros guaduales y que seguía rodando sin dueño, sin sentido. Con recelo lo tomé del suelo, lo levante, lo limpié, lo destrocé, y lo sometí a cambios de color, lo convertí en oro, en agua, en carbón, en naranja, en verde hoja utilizando vinilos, lo toque, lo pulí, lo pegué en cartón piedra, e hice realidad mi sueño, una obra “deslumbrante, majestuosa y única” y la presenté a aquel Primer Salón de Octubre; ya me sentía un ganador , dentro de mí había vencido, no era óleo, ni lápiz, no era grabado ni fotografía, no era una instalación ni escultura, era sencillamente mi obra.

Cuando supe que no fue tenida en cuenta para la exposición, no me sentí vencido, regresé a la realidad y continué mis estudios, alguien se interesó en la obra y fue mi primera obra vendida retomé a aquel “capacho” seguí explorando sus posibilidades y realice una segunda obra que también fue vendida y decidí explorar con más detalle este material, pensando en la tesis de grado, durante la investigación supe que el capacho era niña y se llamaba Hoja Caulinar de Guadua. Y en el año 1998 luego de toda la investigación y documentación de los usos de la guadua, propuse la Hoja Caulinar como materia primordial de mi tesis de grado y la finalidad era presentar 17 obras basadas en el tejido de cestería, tuvo un título algo extenso pero divertido; HOJA CAULINAR DE BAMBU GUADUA, Un Presente Hecho Realidad Con Notas De Un Pasado Artístico y Cultural; en diciembre del año 1998 me tocó sustentarla ante el consejo estudiantil, Concejo académico, rector de la universidad, directora de tesis, calificadores, estudiantes, etc. y por todo el proceso de investigación, por la innovación y por el resultado final me fue otorgado el título de Laureado en Abril de 1999, con ello pude obtener el título de Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad Tecnológica de Pereira.
Con este aliciente seguí transitando por el mismo sendero, ya
convencido que lo hacía por buen camino, ahora el paso a seguir era convencer a
otros y tocar unas cuantas puertas, la familia empezó a creer, pero las puertas
no se abrieron, seguí adelante, perseverando, aprendiendo de la experiencia,
pero lo mejor era que ya no caminaba solo, la familia me acompañaba y creía en
ello.
En el año 2003 ante Cámara de Comercio de Armenia nace legalmente
CAULINARTE. Y este es el comienzo de una empresa que crece, que ama, que vive y
que crea con un elemento natural y prodigioso llamado Hoja Caulinar y de una
técnica pionera en el municipio de Circasia que hace parte ahora de su cultura
y de su identidad.
Se me olvidaba un detalle, la primera obra volvió a mis manos,
después de muchos años; ajada, maltratada, pero con un valor incalculable, no
solo ocupa un espacio muy importante en el taller y en mi sentir, es la prueba de
que una idea puede convertirse en un proyecto de vida y que algo tan
insignificante puede transformarse en algo tan maravilloso e importante y que
marca el rumbo de muchas de nuestras vidas .
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